Señalaron que los proveedores modifican los precios permanentemente, con lo cual se dificulta sostener los valores al consumidor final, mantener el abastecimiento de un local y enfrentar el incremento de los costos generales.
Propietarios de kioscos y despensas enfrentan un complejo contexto en el que tratan de acomodarse, de la forma que pueden, a la incertidumbre que encuentran en la lista de precios de los proveedores con los que trabajan para mantener abastecido el local.
Al mismo tiempo, buscan la manera de contener el malestar de los clientes, que son frecuentes o conocidos de años en el caso de los comercios barriales, cuando se encuentran con diversos aumentos de precios. Y maniobran con los recursos financieros para mantenerse al día en el pago de las obligaciones, como ser alquiler, luz o impuestos, con costos que también siguen trepando sin perspectivas de detenerse.
Entrevistada por PRIMERA EDICIÓN, Carola Luz, propietaria de un kiosco en el barrio Villa Urquiza, contó que “la cerveza subió 10 pesos por botella. La línea de gaseosa de primera marca también tuvo incrementos de ese nivel. Pero algunas marcas pasaron de $120 a $150 por botella”.
“En lo que es bebida en latas también hubo varios aumentos estas semanas”, remarcó y agregó: “Las marcas de segunda línea tenían un valor de $100, hace dos semanas, después pasaron a $110, y ahora ya está para venderse a $130”.
“Los productos que más subieron en estas últimas semanas son los lácteos, cervezas y gaseosas. También pasa que cualquier empresa sube su precio y todas hacen lo mismo atrás”, cuestionó.
Así, la comerciante señaló que “lo que hacen los distribuidores es subir el valor a cada rato, pero en ocasiones lanzan promociones donde se pueden conseguir los productos a un precio más razonable”.
“Si se compra fuera de promoción es carísimo. Pero el problema con las promociones es que hay que contar con un capital importante en ese momento, porque las ofertas son en varios packs que suman más de 8.000 o 9.000 pesos, solamente para esos productos, y un kiosco necesita abastecerse de otras mercaderías también. Ahora no es tan sencillo hacer esa inversión”, aclaró.
“O sea, bajan los precios con las promociones, pero no son tan accesibles para todos porque hay que contar con mucho capital”, reiteró y amplió que “la lista de precios de los proveedores se modifica todo el tiempo, hay aumentos permanentemente”.
En relación a los productos de la cadena láctea, manifestó que “la leche de costo está imposible de comprar, a costo está en unos 100 pesos por litro. Leche, manteca, yogurt, son productos muy difíciles de pagar en estos momentos, y también se complica vender después eso porque la gente se ve obligada a cuidar su plata”.
Al mismo tiempo contó que “además, las empresas largan promociones de estos productos pero que tienen una fecha de vencimiento inmediata. Como ellos no venden, ofrecen a los kiosqueros a un precio más bajo pero ese producto vence al día siguiente o a los dos días. Y eso no se puede vender a los clientes”.
“Esperan hasta el último momento sin bajar los elevados precios, y cuando finalmente bajan el precio es porque esa leche está por vencer”, completó.
Dentro del difícil contexto, Luz apuntó: “Como comerciante hay que buscarle la vuelta a este momento para poder seguir vendiendo, porque la mayoría de los clientes tienen conocimiento de todos los precios en supermercados u otros negocios. Por eso, algunos productos se venden casi al precio de costo, no se pueden subir mucho”.
Al ser consultada sobre la posibilidad de seguir trabajando a cuenta con los clientes cotidianos, comentó: “Prácticamente ahora no ofrezco más fiado. Antes sí lo hacía, pero tuve que cortar. Son muy pocos los clientes a los que les permito comprar con fiado. No conviene porque los aumentos que sufrimos todos es terrible. Si una persona me pide que le sume su libreta a cuenta, cuando viene a pagar al día siguiente o a los dos días, seguramente esa plata ya no vale lo que rendía ayer o anteayer, es dinero que ya no se puede recuperar. Es imposible porque hay mucha inflación”.
En tanto que el empleado de una despensa ubicada sobre la avenida Maipú relató: “Los productos que más crecieron fueron todas las bebidas, tanto alcohólicas, como gaseosas y jugos. Algunas marcas llegaron a aumentar hasta un 20%. Pero también es lo que más se sigue vendiendo”.
“Los clientes frecuentes, que viven cerca, se quejan bastante cuando se encuentran con aumentos de precios. Porque es lo que pasa con las gaseosas o cervezas, hay muchas personas que compran esas bebidas casi todos los días de manera seguida, entonces están al tanto de lo que valía ayer o hace una semana, y se molestan si hoy tienen que pagar un precio más caro”, ejemplificó y añadió: “Nosotros tratamos de hacerles entender que no estamos remarcando a nuestro antojo, sino que son cuestiones a las que el comerciante se ve obligado porque los proveedores aumentan el valor a cada rato, y además están todos los costos de un comercio, como alquiler, luz, o impuestos, que suben permanentemente”.
primera edición