La víctima, Sebastián Gómez (22), sufrió severas lesiones al incrustarse un hierro. Agonizó dos días en el hospital Madariaga. El accidente ocurrió en el barrio 1º de Mayo de Posadas.
Un joven estudiante de 22 años falleció tras agonizar dos días luego de caer en un pozo de desagüe en construcción e incrustarse un hierro que le dañó órganos vitales.
El hecho se registró en los primeros minutos del lunes pasado en la calle 103 casi 38 del barrio 1º de Mayo, emplazado en inmediaciones de las avenidas Centenario y Aguado de Posadas (chacra 116).
La víctima fue identificada como Sebastián Gómez, quien antes del trágico desenlace llegó a declarar ante la policía en el hospital Ramón Madariaga. El muchacho manifestó “que se encontraba caminando solo por calle 103 y no logró observar el desagüe abierto de la calle, el cual se encuentra en construcción, y cayó lesionándose con uno de los hierros que se encontraba adentro del mismo, por lo que se dirigió hacia el domicilio de su tía ubicado a pocos metros, recostándose en el piso”.
Un médico policial lo examinó y diagnosticó “intervención quirúrgica en intestino, sutura en vejiga, lesión penetrante perinial, con riesgo de perder la vida”. Horas después, ayer a las 4.10 y pese al esfuerzo de los médicos se informó del fallecimiento de Sebastián Gómez.
“Se preparaba para rendir”
Sebastián era un joven muy estimado por sus familiares y vecinos. Era padre de dos hijas, deportista y estudiante del Servicio Penitenciario Provincial (SPP).
Se supo que en el Instituto Universitario de Seguridad sede SPP Misiones se declaró asueto para la jornada de hoy en sus actividades, debido a que la víctima era cadete de primera de dicha casa de estudios.
Agregó que “a las primeras horas del lunes pasado, alrededor de las 0.20, Sebastián venía de estudiar de la casa de un amigo, porque el lunes tenía un parcial para rendir en el Servicio Penitenciario. Caminaba por la calle 103 y entonces no vio el pozo, que está sin tapa, resbaló por un desnivel y cayó, clavándose un hierro. Fue a la casa de la tía y llegó casi desangrado a pedir ayuda. Él tenía dos hijas de uno y dos años. Hacía artes marciales, jugaba al fútbol, estudiaba y tenía toda una vida por delante. El barrio está muy triste, era un joven muy querido”.En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, la abuela paterna de la víctima, Pascualina Ojeda (60), manifestó que “este accidente se podría haber evitado y si no era él podría haber sido otra persona. Los que construyeron el lugar no lo taparon, no lo señalizaron ni indicaron el peligro del lugar. Al menos hubieran puesto luces. Ese pozo, que es una boca de tormenta, está sin terminar hace nueve meses. Nadie lo cubrió pese a que todos sabemos lo que le pasó a Sebastián. Reclamamos alumbrado público desde hace dos años. Si hubiera luces al menos se evitaba la tragedia”.
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