Como se dijo, se trata de una formalidad, debido a que apenas momentos después del crimen las autoridades del Juzgado de Instrucción Tres de Puerto Iguazú ordenaron que sea buscado por todas las autoridades policiales de la provincia y que se dé aviso a sus pares de provincias y países limítrofes.
La principal hipótesis de los investigadores es que el hombre se fue a Brasil, debido a la cantidad de pasos clandestinos que hay en la frontera seca. Incluso la chacra donde fue hallada la camioneta Fiat Toro de Kozak queda muy cerca del vecino país.
Al respecto, las relaciones de las autoridades de la Unidad Regional XII con las fuerzas policiales de Brasil están muy aceitadas y son muy fluidas, por lo que la comunicación fue constante. “Están trabajando desde un primer momento, también haciendo operativos en la zona de frontera”, expresaron ayer fuentes policiales consultadas.
En principio no se tienen mayores registros de las relaciones de Kozak allá – sí en otras partes de la provincia – lo que podría significarle una complicación en su huida.
Por otro lado, en la víspera se llevó a cabo la autopsia a los cuerpos de Débora Elizalde (23) Gabriela Agüero (39) en la Morgue Judicial de Posadas. Según pudo saber este medio, las operaciones confirmaron que ambas víctimas recibieron disparos ejecutados a corta distancia.
Al detalle, Débora presentaba una herida de arma de fuego en una zona cercana al hombro izquierdo y su madre una de idénticas características en lado derecho del cuello. Un shock hipovolémico y paro cardiorrespiratorio fue la causa de muerte de ambas.
Como informó ayer este medio, el profesional detectó en ambas mujeres impactos de bala en la zona superior del tórax, que comprometieron órganos vitales. La madre tenía además otra herida de arma de fuego en la mano, señal de que intentó defenderse.
Por esta razón la Justicia decidió que una vez finalizada la operación, los cuerpos sean entregados a los familiares, que esperaban entre dolor y desconcierto poder despedir a madre e hija en la localidad fronteriza. Esas sensaciones se trasladaban a todo un pueblo, que no puede salir del asombro con cada detalle que surge del doble crimen.
Según manifestaron familiares consultados ayer por la noche, ambos cuerpos estaban siendo trasladados y los esperaban en horas de la madrugada de hoy. Anticiparon un breve velorio – dependiendo del estado de los cadáveres – y un entierro cerca del mediodía.
Principal testigo
Respecto de la investigación, también se conoció que el lunes a la tardecita declaró ante la Justicia, Rafael (23), hermano mellizo e hijo de las víctimas, respectivamente, quien fue uno de los testigos principales de la horrorosa secuencia.
Expresó que esa noche él, sus familiares y el femicida habían ido a cenar en la localidad de San Antonio y que después de eso decidieron trasladarse a la bailanta sobre la ruta nacional 101, en Gramado. Allí, como informó ayer este medio, empezó a desarrollarse el crimen.
El relato del joven aclaró algunos puntos que aún no se habían revelado sobre esa noche. Expresó que todos bebían y bailaban, pero que en determinado momento Kozak se salió del grupo y empezó a danzar con otras mujeres que habían asistido allí.
Eso motivó el enojo de Débora y una pelea en el lugar. “Eran pasadas las dos cuando el hombre (por el femicida) salió atrás de ellas y comenzó a agredirlas, por lo que intervino un policía y lo echó. Éste hizo con una mano el ademán de un disparo apuntando a las víctimas, subió a la camioneta y se fue. Ellas entraron otra vez”, dijo al respecto Héctor Olivera, cuidador de la bailanta.
Rafael también señaló que después de eso Débora se fue a la casa de una amiga, por lo que cuando el femicida volvió al boliche -se cree que había ido a buscar el arma- ella ya no estaba. Cerca del final de la noche madre e hijo buscaron a Débora y se fueron todos juntos a su casa con un remisero conocido de las víctimas. El asesino las siguió.
Lo que vino después quedó registrado en las cámaras de seguridad de una vivienda en el barrio Nueva Esperanza.
Débora, Gabriela y Rafael bajaron del coche y cruzaron la calle, mientras que Kozak siguió la secuencia desde su camioneta, que llegó al mismo tiempo que el coche en el que se movilizaban las víctimas y se detuvo atrás.
Así, una vez que el grupo llegó a la vereda la Fiat Toro avanzó, se puso paralela al auto y justo frente a ellas. Las imágenes muestran cómo el hombre disparó sin bajarse y a quemarropa. Se supo luego que utilizó un revólver calibre 38, por lo que a esa distancia las mujeres no tenían ninguna chance de sobrevivir.
Cuando vio lo sucedido Rafael dijo que golpeó la estructura de la camioneta y se metió al habitáculo por la puerta del acompañante, lo que coincide con el video y las marcas en el asiento. Fue en esa instancia que le extrajo el arma al asesino, que terminó huyendo de la escena.
Antes había escapado el remisero quien también declaró ante la Justicia: expresó que escuchó los disparos y se asustó mucho, no supo cómo reaccionar y pensó que las balas también podrían ir en su dirección.
La fuga y la cerveza
La principal hipótesis da cuenta de que después de matar a su novia y suegra, Kozak se dirigió a la chacra en Cerro Siete, que es de su propiedad y en la que varias veces organizó fiestas con sus allegados. Dejó en ese sitio la camioneta y se borró, pero antes tuvo tiempo de tomar una lata de cerveza y planificar la fuga.
“Los primeros datos indicaron que el hombre acostumbraba a venir a esta chacra, que había un quincho donde hacía asados con sus amigos, por eso se concentró la búsqueda por estos lados y no estuvimos errados porque acá descartó la camioneta”, confió una fuente policial en un breve descanso en la búsqueda del femicida.
La Justicia encontró el vehículo cerca de las 9 en el lugar. Estaba con las puertas cerradas y las manchas de sangre en la carrocería. En su casa, en tanto, habían hallado municiones de 38, otra arma calibre 22 y un ropero con fotografías de su joven pareja, algo que llamó mucho la atención de los investigadores.
Debe estar conectado para enviar un comentario.