Gabriela Agüero (39) y Débora Elizalde (24) recibieron el último adiós y fueron inhumadas este miércoles en el cementerio de San Antonio.
El pasado lunes a la madrugada madre e hija fueron asesinadas por un vecino y comerciante de esa ciudad, quien había tenido una relación sentimental conflictiva con la joven por la cual ella llegó a denunciarlo.
Mientras la familia de las víctimas transita la tragedia, la policía persiste en la búsqueda del femicida, cuyo accionar quedó grabado en una cámara de circuito cerrado y fue presenciado por el hijo y hermano respectivamente.
El cuerpo de ambas había sido trasladado a la morgue judicial de Posadas para la correspondiente autopsia ordenada por al Juzgado de Instrucción 3, a cargo del magistrado Martín Brites. Mientras, en San Antonio se llevaban a cabo los preparativos para recibirlas para el velatorio y la despedida final.
Si bien en un principio estaba previsto que se realizara en una sala velatoria, finalmente fue en un salón de la parroquia del pueblo.
Amigos, familiares y allegados las aguardaron durante toda la noche y la madrugada, hasta que a las 5 de ayer llegaron a San Antonio. Con las correspondientes medidas de profilaxis ante la epidemia del COVID, el velorio se extendió hasta horas de la tarde, cuando aproximadamente a las 16 fueron trasladadas al cementerio en dos móviles de una empresa.
Allí ya las aguardaban dos tumbas con paredes de ladrillo que habían sido erigidas para albergarlas.
Escenas de profundo dolor se vivieron en el lugar. El núcleo familiar de Gabriela, que estaba separada de su esposo, estaba constituido por Débora, dos mellizos de 20 años y una bebé.
Uno de los mellizos estaba con ellas, presenció el crimen y alcanzó a forcejear con el femicida para quitarle el arma.
Según pudo saber Primera Edición de fuentes consultadas, la bebé quedó al cuidado de la abuela materna. En tanto la Secretaría de la Mujer de San Antonio se puso a disposición de la familia para brindar asistencia psicológica y la que fuera necesaria. Al respecto se había montado una colecta para pagar el servicio de sepelio.
Búsqueda del comerciante
Efectivos de la Unidad Regional XII mantienen desde al pasado lunes una intensa búsqueda del doble femicida. Según indicaron fuentes consultadas las tareas se centran en la zona de San Antonio y Bernardo de Irigoyen pero a su vez fue emitido un aviso de colaboración a sus pares de Brasil en caso que el prófugo hubiera decidido huir hacia el país vecino.
También fueron alertadas las autoridades de Paraguay y fue solicitado que se activara una búsqueda por Interpol del femicida.
Horas después del crimen, personal del Comando de San Antonio y Bernardo de Irigoyen, además de efectivos de Investigaciones de la jurisdicción, hallaron la camioneta Fiat Toro color azul del sospechoso en una zona rural, a 5 kilómetros del pueblo y cerca de la frontera con Brasil. Estaba con las puertas trabadas y tenía manchas de sangre en el lado izquierdo, presuntamente de las víctimas luego de los disparos que efectuó a ambas a corta distancia.
Orden de restricción
Hacía un tiempo Débora había comenzado a trabajar en un Telecentro propiedad de quien luego sería su femicida. Iniciaron una relación pero ella decidió denunciarlo por situaciones de violencia. El vínculo se cortó y sobre el sospechoso recayó una restricción de acercamiento. Sin embargo, la joven habría retomado la relación y en ese contexto ocurrió el crimen.
El lunes a la madrugada, madre e hija mantuvieron una discusión con el hombre en un bar de Bernardo de Irigoyen, hecho por el cual decidieron retirarse de allí. A bordo de un vehículo de un conocido que oficiaría de taxi, llegaron los tres (junto con el hijo y hermano) a la vivienda del barrio Nueva Esperanza.
El hombre los siguió en un Fiat Toro y cuando las mujeres descendieron intentó embestirlas. La joven se acercó a la ventanilla presuntamente a recriminarlo y recibió un disparo de un arma calibre 38.
Gabriela se interpuso y el hombre volvió a disparar. Un tiro le dio en la mano y el otro le ingresó de forma descendente por la zona del hombro. Ambas murieron desangradas.
Gabriela Agüero era profesora de portugués, en tanto que su hija era estudiante de lengua y literatura en Eldorado.
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