En la celda eran ocho presos, pero sólo huyó la mitad. Los que se quedaron dieron detalles de la fuga y ratificaron falencias en el control. Sin novedades de los fugados
Se cumplieron 19 días de la fuga de cuatro hombres que se hallaban detenidos en la comisaría de la localidad de San Martín y hasta el momento la búsqueda resultó infructuosa, a pesar de que la Jefatura de la Policía de Misiones destinó gran cantidad de personal y recursos para tratar de dar con los evadidos.
Efectivos uniformados y de civil de diferentes dependencias hacen base en Corpus y Santo Pipó siguiendo algunas pistas que derivaron en una decena de allanamientos en la zona, pero hasta el momento no hay rastros concretos de los prófugos.
Luego identificó al colombiano Deivy Julián Marín Montes (28), uno de los evadidos, al tiempo que precisó que una camioneta los esperó en el Mirador para trasladarlos hasta Corpus, tal como informó en forma exclusiva El Territorio.
El remisero precisó que los pasajeros tenían al menos un celular y dinero en efectivo con que le pagaron el viaje, lo que apuntó sospechas hacia el personal de guardia en la comisaría.
Al respecto, en el marco del expediente administrativo se recepcionó declararon a otros cuatro detenidos que optaron por no fugarse, quienes brindaron detalles que ratificaron las falencias en la requisa y control de la celda de la comisaría de San Martín.
Marcada negligencia
Los cuatro evadidos están implicados en causas federales por infracción a la ley de estupefacientes: el colombiano Marín Montes, Roberto Carlos Biano (28), de la localidad de Guaraní; el paraguayo Leonardo Celio Ríos Benítez y Cristian Ariel Pereira de Ramos (21), de Leandro N. Alem.
En tanto, quienes optaron por no fugarse son Agustín P., Julio César F., José C. y Jorge S., varios de los cuales aportaron importante datos para determinar el grado de responsabilidad del oficial de guardia Aníbal S. y la agente Melani B., quien cumplía labores de “llavero”.
“Si bien por el momento no se pudo establecer complicidad de los funcionarios en la evasión, a partir del relato de los presos se podría atribuirles un accionar al menos negligente”, confió una fuente oficial.
Según declararon algunos presos, la fuga habría sido planificada en función a las fallas de control del personal de guardia y las evidentes limitaciones edilicias de la comisaría que ni siquiera cuenta con muro perimetral.
Así, tras forzar el pasador del portón del calabozo, los evadidos no tuvieron más que pasar por el precario tejido de alambre que divide la comisaría del playón deportivo municipal que está ubicado sobre ruta provincial 103. Luego caminaron 100 metros y aguardaron el remís en la parada de colectivos ubicada frente a la ex municipalidad.
En su declaración, uno de los presos que se quedó contó que los otros invitaron a todos a fugarse, porque “se sabía que eran sólo dos policías de guardia y que de noche dormían. A las diez de la noche forzaron la reja y dijeron para irnos todos, pero algunos no quisimos. Lo único que nos pidieron fue que esperemos dos horas para avisar a los guardias”.
Sueño pesado
Entre otros detalles brindados por los detenidos que prefirieron no fugarse se destaca que el llamado la remisería de Oberá fue realizado cuando aún estaban dentro de la celda, en plena tarea de cortar el pasador con una sierra.
Así, luego de forzar el portón no tuvieron más que cruzar el tejido, ganaron la calle y fueron a esperar el coche en la parada, como acordaron con la base.
Tal el compromiso, transcurridas dos horas los cuatro detenidos que seguían en la celda comenzaron a llamar a los guardias, pero sus gritos no lograron despertarlos, según declararon.
Fue entonces que salieron del calabozo y avanzaron por el patio, donde gritaron más fuerte todavía hasta que apareció el oficial de guardia, a quien le informaron de la fuga.
Esto coincide con lo que en primera instancia declaró el oficial sub ayudante Aníbal S., con la salvedad del horario, ya que mencionó que alrededor de la medianoche constató la celda abierta y la fuga, siendo que después el remisero aseguró que pasadas las 22 recogió a los cuatro hombres en la parada de ruta provincial 103.
Asimismo, el oficial que estaba de guardia señaló que alcanzó a ver a los evadidos que escapaban a pie, por lo que atinó a trabar la celda para evitar más fugas. Estos dichos también pierden sustento con el relato del chofer, ya que de lo contrario los prófugos no hubieran tenido tiempo para llamar a la remisería de Oberá y esperar el auto.
Luego del hecho la cúpula policial relevó del cargo a la subcomisario Eliane Itatí Becker, quien era jefa de la comisaría de San Martín y pasó a cumplir funciones en la UR II. En su reemplazo asumió el oficial principal Claudio Galeano, proveniente de Mártires.
En tanto, el oficial y la agente que estaban de guardia fueron trasladados a diferentes dependencias de la UR II.
Aguardan pericias
Además de los policías citados, también se investiga la presunta participación de un cabo que prestaba servicio en la Seccional Cuarta de Oberá y tendría vínculos con los evadidos.
Según fuentes del caso, se trata de un efectivo que fue apartado de sus funciones y tuvo que entregar su arma reglamentaria. Asimismo, secuestraron su celular para pericias de rigor.
Con relación a su presunto rol en el masivo escape, el sospechoso tendría una relación previa con el colombiano Marín Montes y con Biano.
Vale recordar que ya en noviembre de 2018 el colombiano se escapó junto a otros detenidos de la Seccional Cuarta, aunque todos fueron recapturados a las pocas horas.
Luego de aquella primera fuga, Marín Montes y otros imputados por delitos federales fueron alojados en la comisaría San Martín, distante a 15 kilómetros de Oberá.
En su nuevo lugar de alojamiento, los detenidos habrían seguido en contacto con el cabo, según se desprende la pesquisa en marcha.
Incluso, trascendió que el policía tendría problemas financieros y días antes de la fuga se lo vio recorriendo la zona de San Martín, confió un vocero de la UR II.
Con tales indicios, más el aporte de propios camaradas, el funcionario fue apartado de sus funciones y su teléfono está siendo analizado por personal de Cibercrimen de la Policía en busca de corroborar o descartar las sospechas.
Respecto de la búsqueda de los prófugos, la semana pasada se concretaron una docena de allanamientos en municipios costeros al río Paraná, aunque sin los resultados esperados.
Testigo clave
Tal como se informó , el 16 de febrero alrededor de las 22 una remisería de calle Gobernador Barreyro de Oberá recepcionó un llamado solicitando un móvil para cuatro pasajeros en la localidad de San Martín.
Del otro lado del teléfono especificaron que aguardarían el auto en la parada de colectivos ubicada frente al ex edificio municipal, sobre ruta 103, a solo cien metros de la comisaría del pueblo.
El operador dio el aviso y el chofer de turno partió hacia San Martín, un viaje que en circunstancias normales no demanda más de 15 minutos. Así, alrededor de las 22.15 el remís se detuvo en el lugar indicado y los cuatro hombres subieron.
El que iba adelante llevaba la voz cantante y preguntó cuánto les cobraba para llevarlos hasta Colonia Alberdi. El remisero le respondió que la tarifa es de 3000 pesos; contaron la plata que tenía cada uno y llegaron a los 2860.
“Nos vamos a laburar, a la vuelta te pagamos el resto. Igual no es mucho lo que falta”, dijo el de adelante, quien enseguida hizo un llamado y, sin cortar, consultó qué les cobraba hasta Corpus. El chofer contestó 6000.
“Andá a buscarnos al Mirador de ruta 6, pero ya. No queda otra”, subrayó con tono firme el pasajero a su interlocutor telefónico, mientras el móvil avanzaba.
El viaje fue normal y al arribar al Mirador de Alberdi ya estaba la camioneta que esperaba a los pasajeros. Pagaron y se fueron, tras lo cual el remisero regresó a la base en Oberá.
Con el correr de los días los investigadores dieron con la pista del remís y entrevistaron al chofer, quien mencionó que hasta entonces no sospechó que se tratara de los evadidos porque lo trataron bien y le pagaron.
el territorio
Por Daniel Villamea