La presunta víctima aseguró que el acusado la derribó de su moto y la violó en un malezal. La defensa recurrió a la Cámara de Apelaciones cuestionando la instrucción
Los detalles de la denuncia son brutales. La presunta víctima aseguró que su agresor la derribó de la moto que conducía, luego la arrastró hacia una zona de malezas donde la amenazó de muerte con una manopla con puntas de acero y la sometió sexualmente.
El hecho se habría registrado en la madrugada del 13 de febrero del año pasado en la localidad de Guaraní.
La denunciante es una madre de 28 años y el acusado fue identificado como José G. (25), empleado municipal de Los Helechos, quien fue procesado por abuso sexual con acceso carnal y permanece alojado en la comisaría de Guaraní.
La causa se tramita ante el Juzgado de Instrucción Dos de Oberá, mientras que la defensa del imputado apeló la prisión preventiva por supuestas fallas en la indagatoria, entre otras cuestiones.
En consecuencia, el expediente fue elevado a la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Posadas, órgano que deberá resolver sobre la situación del sospechoso.
Al respecto, un vocero del caso precisó que el defensor particular de José G. planteó una serie de nulidades que podrían anular todo lo actuado. Es decir, un tecnicismo legal obligaría a liberarlo tras 14 meses tras las rejas.
Dicha posibilidad llegó a oídos de la presunta víctima y familiares, quienes se mostraron preocupados y en alerta por la peligrosidad del imputado.
“Lo que primero nos llamó la atención fue que teniendo prisión preventiva siga alojado de la comisaría de Guaraní y no haya sido pasado a una cárcel. Ahora la defensa planteó que la Policía y el Juzgado cometieron errores, pero eso no significa que no haya hecho lo que hizo”, subrayó un familiar de la denunciante.
La denuncia
Según declaró la presunta víctima en la instrucción de la causa, el viernes 12 de febrero del año pasado se dirigió en su moto desde su casa en Guaraní hasta un complejo deportivo de la ciudad de Oberá, donde habitualmente se reunía con sus amigas para jugar al fútbol 5.
Luego de la práctica deportiva las mujeres compartieron unas bebidas en el mismo predio junto con algunos varones conocidos de algunas integrantes del grupo.
En ese contexto, el acusado habría comenzado a acosar a la chica, quien desde un primer momento le manifestó su desagrado por su comportamiento. Incluso, se negó a brindarle su número de celular.
Alrededor de las 2, la denunciante se despidió del grupo y emprendió el regreso en moto hacia su domicilio, en Guaraní.
Siempre según su versión, llegando al acceso del pueblo sintió un impacto en el costado de su rodado, tal vez una patada, por lo que perdió el control y cayó en la banquina.
Inmediatamente reconoció a su agresor, el mismo que minutos antes la había acosado en ronda de amigos. El hombre la arrastró hacia una zona de pastizales, la amenazó de muerte con una manopla con puntas de acero y abusó sexualmente de ella.
“Ella tenía mucho miedo de que la mate porque lo reconoció. Entonces le decía que tiene una hija, que no le haga nada y trató de tranquilizarlo. Se le ocurrió hacerse la amiga, que estaba todo bien y le pidió que la acompañe hasta la casa, que fue lo que la salvó, porque cuando pasaban frente a la comisaría ella empezó a gritar y los policías la asistieron. Ella les contó lo que pasó, les dijo que el tipo tenía una manopla en la mochila y constataron que era así”, precisaron.
El pedido de perdón del denunciado
En su denuncia, la mujer mencionó que luego de someterla sexualmente el agresor alternó entre amenazas de muerte y pedidos de perdón, situación que aprovechó para convencerlo de que la acompañe hasta la casa. Es decir, fue la escusa que esgrimió. “Perdóname, no sé qué me pasó. Si me denuncias me hundís, no puedo ir preso por esto. Por favor no me denuncies, no quiero lastimarte”, habría rogado el imputado.
Dicha reacción habría sido originada porque la presunta víctima reconoció al atacante, quien luego del hecho no escapó del lugar, como podría presumirse de antemano. Al contrario, trató de convencer a la mujer para que no lo denuncie.
Fue entonces que ella, ante la desesperación y el temor del peor desenlace, optó por mostrarse complaciente y le pidió que le acompañe hasta su casa, circunstancia que aprovechó para pedir auxilio cuando pasaron frente a la comisaría de Guaraní. Desde ese entonces el sospechoso se encuentra detenido.
En cifras
14
Desde el momento del hecho a la fecha el empleado municipal de 25 años acusado de abuso lleva tras las rejas 14 meses alojado en la comisaría de Guaraní.
Fuente, El Territorio.