Con escenas en Oberá y Posadas, el último proyecto del director misionero, Guillermo Rovira, se terminó de filmar hace unos días,. La película es cien por ciento misionera, y contó con el apoyo del Instituto de Artes Audiovisuales de Misiones.,
“Y la intensa lluvia” es un proyecto independiente, producido por Santiago Carabante y la Productora de la Tierra, en otra apuesta por la cinematografía misionera. A fin del 2019 fue seleccionado en una de las convocatorias del IAAviM y debió postergar su filmación por la pandemia, hasta abril de este año.
El rodaje se llevó a cabo con un equipo técnico profesional reducido, al que los propios integrantes describen como una familia. Se conocen desde hace años y han desarrollado su carrera en paralelo. Este es el caso de Hernán Ruiz Navarrete, reconocido sonidista de la provincia que, dada su amistad con el director, pudo conocer el proyecto desde el inicio y diseñar su trabajo sonoro con la holgura que ofrece este tipo de proyectos más independientes. Respecto al enfoque técnico, contó que “se resuelve prácticamente con el mismo nivel, o intentamos hacerlo con el mismo nivel que en una película industrial”.
En esta historia el aporte de las actrices fue crucial a la hora de escribir el guion. Tanto Buss como Hobecker fueron co-guionistas junto a Guillermo Rovira, en una labor que se enriqueció desde la mirada femenina. “Es un proceso que a mí me encanta porque la ventaja es que generalmente escribo para los actores y actrices con los que voy a trabajar… ese proceso se hace mucho más compartido y las involucra a ellas desde otro lado, porque ya no necesito después contarles de qué va la película porque lo saben desde el principio”, comentó el director.
“… Hay unas sutilezas que Guille Rovira quiere manejar y que a mí me parece que es ese el cine que quiero hacer, como el cine de la sutileza, me parece muy atractivo y es lo que me ha convocado a colaborar con el guion, contar una historia de dos amigas desde otro lugar, sin tantas obviedades y sin tantos lugares comunes”, afirmó Bárbara Hobecker, protagonista junto a Sabina Buss.
Nuevamente la actriz misionera forma parte de la obra de Rovira, anteriormente coprotagonizó el largometraje Le Blu junto a Milton Roses (2017), y en esta oportunidad vuelve a capturar la pantalla. Sobre la película contó que “se trata de un reencuentro de dos amigas que hace muchos años no se ven, con todo lo que eso implica de no verse y dejar de estar en contacto, cuál es la sensación que tiene cada una de ellas con sus historias y con lo que cada una atravesó. Eso, como encontrarse y volver a verse, volver a mirarse a los ojos y ver qué hay y qué quedó sobretodo”.
En el mismo sentido, el director se refirió al trabajo en una producción independiente: “yo tengo que saber que debo ser flexible siempre, que este cine no tiene que ver con más plata o menos plata, tiene que ver con eso, con la manera de resolver las cosas”.
Guillermo Rovira es un apasionado del cine y esto se puede notar en obras como “A1 Fuego”, “60M1L”, “Del lado de los frágiles”, “Le blue”, “Origen Chapá” (codirección con Axel Monsú), entre otros. Es un director que realiza un cine más personal, cine de autor, podría decirse que es un poeta cinematográfico.
En cuanto a la idea sobre si es posible definir un “cine misionero”, el director expresa que “tengo una discusión interna de si el cine tiene o no tiene fronteras, si se le puede poner o no como un gentilicio digamos, como ‘este cine es de acá’. Generalmente desde el punto de vista del espectador, y yo incluso como cinéfilo, es: o te gusta o no te gusta el cine, te gusta o no te gusta una película, o hay buenas o malas películas, películas que te cambian, o películas que no te cambian nada. No sé si se puede pensar tanto en un cine misionero, lo único que siempre me gusta pensar es nosotros como personas que nos criamos en esta parte del país, a equis distancia de los centros de producción, con otro tipo de formaciones, con otro tipo de experiencias y otro tipo incluso de relación y vínculo, por ahí lo que podemos pensar es en emanciparnos de ciertas formas tradicionales del cine, formas a la hora de pensar el cine, a la hora de producir, a la hora de trabajar, y capaz a la hora de contar también…”.
A esta reflexión el director también agrega que los cineasta se forman viendo cine de todo el mundo, enriqueciendo sus bagajes culturales que se ponen en juego al momento de filmar. “… Por más que yo haga películas en cualquier lugar, siempre va a estar bajo la mirada o el manto de alguien que se crió de una manera…”. Rovira concluye que no hay una sola forma de hacer, de mirar y de contar, por lo cual será el tiempo el que dirá si es posible o no hablar de un cine misionero.
Fuente, La Radio.