La Comunidad Mbya Yvy Porã, de San Vicente, volvió a sufrir un atropello por parte de quienes se dicen dueños de sus territorios –que fueron saqueados con el disfraz de la ley para robar a los indígenas- y no conocen otro método que no sea el de la violencia para lograr sus objetivos.
En su proceso de recuperación territorial, fundada y amparada en la preexistencia reconocida en el artículo 75, inciso 17 de la Constitución Nacional, en el Convenio 169 de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT), días atrás ya habían sido violentados con gritos, empujones y la destrucción de sus casas, sin importar si había niños o ancianos en el lugar.
Pese a que en el momento la Comunidad realizó las denuncias pertinentes, los agresores regresaron por más. Ayer volvieron a destruir las casas que con esfuerzo habían levantado para empezar a recomponerse de aquel ataque. Siguieron las amenazas, los gritos y la impunidad.
Además, los miembros del Equipo Misiones de Pastoral Aborigen (EMiPA) fueron agredidos físicamente por uno de los hermanos que se dicen propietarios, quien prácticamente sin mediar palabra comenzó a pegarles con un palo, provocándoles varias lesiones.
Entre gritos y en un clima de extrema tensión, el hombre aseguró que quiere vender el lugar, pero que hasta tanto no se irá de allí. Es más, comenzó a cavar pozos y colocar postes porque afirmó que cercará a la Comunidad.
La Policía de San Vicente se hizo presente en el lugar y realizó un relevamiento de la destrucción de las casas, aunque llama poderosamente la atención que no hayan hecho más. Simplemente se fueron y dejaron a la Comunidad con el violento.
Desde EMiPA se realizó una denuncia por la embestida, mientras que los miembros de Yvy Porã denunciaron por su parte el nuevo atropello contra su integridad física y sus derechos indígenas.
Los miembros de la Comunidad, desde la voz de la abuela, relatan que allí se asentaron sus
antepasados varias décadas atrás, pero fueron obligados por los no indígenas a abandonar el
lugar. Recientemente, alrededor de cuarenta personas -entre ellas hombres, mujeres, ancianos
y niños- decidieron recuperar lo propio y la respuesta fue el horror.
Está claro que esto recién comienza y que la vehemencia de estas personas no tiene límites. ¿Acaso el Estado provincial está esperando que ocurra una tragedia para intervenir? Será responsable de lo que pase en Yvy Porã. Serán responsables la policía, el intendente de San Vicente, el Concejo Deliberante, el gobernador de Misiones y todas las instituciones que deberían estar velando por la seguridad y los derechos reconocidos en la Constitución Nacional para el Pueblo Mbya.
Se necesita un Estado presente y un pueblo con memoria.
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