Luego de atrincherarse por varios minutos dentro de su vivienda en el barrio San Isidro de la capital provincial, un hombre de 41 años se entregó ante las autoridades judiciales y policiales que durante un largo rato buscaron que desistiera de su actitud. Más que nada porque instantes antes había golpeado severamente a su concubina y portaba dos armas de fuego.
Fuentes que intervinieron en el hecho indicaron que la intervención policial comenzó cerca de las 14.40 de ayer cuando una vecina del mencionado complejo habitacional de la zona sur de la ciudad, de 43 años, se presentó ante efectivos de la guardia de la Seccional Decimoquinta para denunciar a su pareja.
De acuerdo a la presentación hecha por la vecina, instantes antes fue atacada a golpes de puño por su concubino, identificado como Diego S. (41), quien además de provocarle piñas en el rostro también destruyó el teléfono celular de la mujer.
Además, esta última añadió que tiempo atrás ya había accionado judicialmente contra el hombre debido a una causa previa por violencia de género.
Además de las armas la Policía halló marihuana en la casa del detenido.
Inmediatamente, una patrulla policial fue hasta el domicilio, pero al intentar hablar con el hombre, el implicado se negó. Y lejos de colaborar, se encerró en la casa, junto a su hijo de 11 años.
Ante esta actitud, patrullas de distintas dependencias policiales acudieron al inmueble ubicado sobre la manzana 37 y montaron un fuerte operativo en la zona.
También, se hizo presente el juez Ricardo Balor, a cargo del Juzgado de Instrucción Seis, quien junto a uno de sus secretarios dialogaron durante varios minutos con el hombre hasta que lograron persuadirlo para que se entregara.
A su vez, se puso a resguardo al pequeño quien no resultó herido y fue entregado a su madre. Además, se incautaron dos armas de fuego calibre 32, junto con una pequeña cantidad de marihuana.
En tanto que Diego S. (41) quedó alojado en sede policial y en los próximos días será llevado a declarar por la causa por violencia y por la tenencia de armas y estupefacientes dentro de su domicilio.
Fuente, El Territorio.
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