La esposa de un sargento de Gendarmería Nacional fue hallada sin vida el viernes y ayer, tras los informes preliminares de autopsia, se confirmó que la muerte no se corresponde a un suicidio sino a un ataque violento de golpes, arrastre y ahorcamiento, que se habría intentado ocultar detrás de la supuesta y drástica decisión de la víctima de suicidarse.
Graciela Beatriz Soto tenía 49 años, era misionera, y su cuerpo fue encontrado de rodillas y con ataduras que buscaron simular que se quitó la vida.
Ya con el trabajo de la Dirección Policía Científica en el lugar, el viernes surgió la sospecha de una muerte violenta, de un femicidio. De acuerdo a fuentes consultadas en la vivienda en la que Soto convivía con su pareja, a tres cuadras del Escuadrón 11 de Gendarmería Nacional, se recogieron elementos y estimaron de la observación del cadáver que no se trató de un suicidio, entre otros puntos, porque la víctima tenía marcas que le rodeaban el cuello y que apuntaban a un ahorcamiento y no a que intentó colgarse.
De las primeras estimaciones también surgió que la muerte fue resultado de la asfixia que le provocó una persona de mayor contextura física y fuerza, y la mató arrodillada y ahorcándola por detrás. A esta descripción se le sumó el desorden en el lugar que coincidiría con una situación de ataque.
Primeros pasos
El juez de Instrucción de Jardín América, Roberto Sena, intervino tras la comunicación del hallazgo y solicitó que el cuerpo fuera llevado a la Morgue Judicial de Posadas para que se realizara la autopsia.
Los médicos y bioquímicos forenses intervinieron ayer por la mañana y adelantaron que la muerte fue por asfixia por ahorcamiento pero que no correspondía a un suicidio sino a un deceso violento provocado por otra persona.
Los informes de los peritos del Cuerpo Médico Forense del Superior Tribunal de Justicia (STJ) determinaron que se allane nuevamente el domicilio de la víctima y se busquen todos los elementos necesarios para que la labor de los investigadores de la Unidad Regional XIII y de la Dirección Homicidios permita obtener una pista sobre el sospechoso que cometió el femicidio.
El juez mencionado solicitó además la presencia de un equipo de la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas (SAIC) dependiente del STJ, que realice la pesquisa virtual de comunicaciones de la víctima con los soportes informáticos secuestrados.
En cuanto a la participación del esposo de Graciela Soto, hasta anoche al cierre de edición, el juez Sena no había tomado ninguna decisión que no fuera que le tomaran declaración en sede policial y que pudiera aportar elementos que esclarezcan lo sucedido.
Se trata de un sargento primero de Gendarmería, de 55 años y está en servicio en el Escuadrón 11 “San Ignacio” de la fuerza de seguridad federal.
Fuente, Primera Edición.