Apartir de este jueves, el Gobierno podría aumentar un impuesto que incide en el precio del litro de nafta y gasoil y, por lo tanto, podría haber una nueva suba en el valor de venta en el surtidor. Se trata de los impuestos al combustible líquido (ICL) y al dióxido de carbono (IDC), que la administración anterior dejó sin actualizar durante 10 trimestres consecutivos, desde julio de 2021.
Estos impuestos deberían actualizarse cada tres meses según la variación del índice de precios al consumidor (inflación) acumulada del trimestre anterior, como se estableció en el decreto N° 501, de mayo de 2018.
Por lo tanto, según la consultora Economía & Energía, si los impuestos recuperan todo el atraso que arrastran desde 2021, deberían subir 377%. “Eso daría un aumento en naftas de aproximadamente $82 por litro y de $60 en gasoil, que equivale a una suba promedio de 8%”, dijo la economista Patricia Charvay.
En tanto, entre las empresas que refinan los combustibles dijeron que si se actualiza el impuesto según la inflación de los últimos 10 trimestres, la nafta debería aumentar $95 y el gasoil, $65. Esto equivaldría a una suba promedio de 11%.
En la Secretaría de Energía dijeron que “se está analizando” qué hacer con los impuestos, aunque reconocieron que es un tema que está estudiando a nivel del Ministerio de Economía.
En la Ciudad de Buenos Aires, los precios de YPF son en promedio: $699 el litro de nafta súper; $862 el de nafta premium; $736 el gasoil súper, y $938 el gasoil premium.
En los últimos días, los impuestos a los combustibles entraron en el foco de debate económico, ya que podrían ser una vía de recaudación extra para el Gobierno luego de que se diera marcha atrás con todo el capítulo fiscal de la ley ómnibus.
El exministro de Economía Nicolás Dujovne dijo que el Estado recauda actualmente 0,4% del PBI anual por el impuesto a los combustibles, cuando lo máximo que aportó al fisco fue 1% del producto. De hecho, según los cálculos de Economía & Energía, en 2021, los impuestos representaban el 17% del precio final del gasoil y el 23% del de nafta. Luego del congelamiento, hoy tienen una incidencia promedio del 3% sobre el valor en el surtidor. “La contracción en la alícuota del ICL y IDC tuvo un costo fiscal solo en el año 2023 de aproximadamente US$2800 millones”, dijeron.
Estos aumentos tuvieron un impacto en el consumo: las proyecciones provisorias dan cuenta de una caída mayor del 10% interanual en las ventas durante diciembre. En las estaciones de servicio situadas en las ciudades limítrofes con otros países, la caída de la demanda podría llegar al 20%, ya que dejó de ser tan conveniente para los vecinos extranjeros cruzar al país a cargar combustible.
El último congelamiento de los combustibles salió publicado a fines de octubre pasado, a través del decreto 567/2023. “En línea con las medidas instrumentadas hasta la fecha, y con el fin de asegurar una necesaria estabilización y una adecuada evolución de los precios, resulta razonable, para la nafta sin plomo, la nafta virgen y el gasoil, postergar hasta el 1° de febrero del año 2024, los efectos de los incrementos en los montos de los impuestos establecidos (…) derivados de las actualizaciones correspondientes al tercer y cuarto trimestres calendario del año 2021, al primer, segundo, tercer y cuarto trimestres calendario del año 2022 y al primer, segundo y tercer trimestres calendario del año 2023″, decía el texto.
Fuente, La Nacion.