El 23 de febrero conmemora la llegada de los primeros inmigrantes en 1936, pero las tierras ya eran habitadas desde 1912 por Manuel Viera y sus empleados.
El nombre del pueblo se debe a Manuel Viera, un colono que en 1912 llegó a estas tierras con una tropilla de ganado vacuno y caballos junto a peones y hacheros, para asentarse en lo que hoy se conoce como Paraje Yazá, a orillas del arroyo del mismo nombre.
El hombre se hizo dueño de las tierras que hoy integran el municipio y durante muchos años se dedicó a la explotación yerbatera que poblaba la selva como planta autóctona, con apoyo de los aborígenes, que eran grandes conocedores del lugar.
Viera falleció en 1920 y recién en 1936 comenzaron a instalarse en el lugar las primeras familias, colonos pioneros que abrieron picadas en el monte. Luego llegaron grupos de inmigrantes polacos y ucranianos.
La primera comisión de fomento fue inscripta el 23 de noviembre de 1943.
El 18 de agosto de 1976, en una reunión de vecinos con el intendente, Juan Uffelman, se fijó como fecha fundacional de Campo Viera el 23 de febrero de 1936, recordando la llegada de los primeros inmigrantes.
La leyenda
¿Por qué se recuerda el asentamiento de estos colonos y no el de Manuel Viera, que incluso da nombre a la ciudad?
Es que, según la leyenda, en una ocasión Viera fue denunciado -por motivos que no trascendieron- y desde Posadas se destacó una comisión policial para aprehenderlo, pero fue avisado de esto por sus propios compradores de yerba y entonces resolvió quemar todos sus establecimientos, tal es así que la policía lo único que encontró fue el incendio.
Asegura también esta historia apócrifa que las llamas duraron 30 días, mientras tanto él se internó en el bosque para burlar la acción de las autoridades y luego volvió a sus dominios ya convertidos en campos, de ahí el nombre de Campo Viera.
Con el transcurrir de los años, la tenacidad de los colonos que fueron llegando a este pueblo abrieron picadas que en poco tiempo se transformaron en flamantes chacras, luego fueron llegando grupos de inmigrantes polacos, ucranianos, quienes al igual que los demás colonos en diez años aproximadamente ya tenían grandes yerbales, tunales y, fundamentalmente, teales.