La violencia de género es un problema que nos atañe a todos, y que aumenta por momentos. La importancia que las victimas tengan un luigar seguro donde ir al estar en situaciones de violencia es la mejor opcion para evitar una tragedia.
Sábado, once de la noche. A. G. (37) escapó de su casa con sus tres hijos menores y le pidió auxilio a una vecina porque su concubino la golpeó y amenazó de muerte. No fue la primera vez que la mujer fue víctima de violencia, pero esta vez el agresor no sólo la atacó a ella, sino que estuvo a punto de lastimar al nene de 9 años que defendió a su mamá.
Esa situación le dio el coraje que necesitaba para huir del infierno y proteger a sus criaturas. Fue la gota que colmó del vaso de un círculo de violencia que avizoraba el peor final. La vecina estaba al tanto de los problemas y no dudó en ayudarla. Llamaron al 911, intervino la Comisaría de la Mujer y un par de horas más tarde A. G. y sus tres chicos eran alojados en el refugio para víctimas de violencia que está a cargo de la Municipalidad de Oberá.
El lugar, cuya ubicación se mantiene en reserva por cuestiones de seguridad, se halla en funcionamiento desde febrero y está destinado «a las mujeres que ya no tienen redes de contención porque la situación hizo que el violento corte todas las relaciones. Siempre son mujeres con niños que salen sin nada, con lo puesto», explicó Florencia Donnerstag, jefa del departamento Mujer, Géneros y Diversidad de la comuna.
La funcionaria mencionó que la iniciativa fue posible gracias a un convenio con otra institución del medio que aportó el inmueble que brinda las condiciones edilicias y de seguridad que requiere el refugio. «Hay que tener en cuenta que las víctimas están en peligro de muerte», subrayó para contextualizar.
Mayor compromiso social
Consultada al respecto, Donnerstag mencionó que son varios los factores que inciden en la violencia, entre ellos la situación económica, al tiempo que existe mayor compromiso social a la hora de denunciar. «Se nota una mayor sensibilidad por parte de la sociedad. Hoy la sociedad se involucra, denuncia. Eso hace que las situaciones se evidencien más rápido y se pueda intervenir directamente», señaló.
Betiana Avancini, secretaria de Desarrollo Humano y Acción Social de la Municipalidad, hizo hincapié en que antes de llegar a la violencia física están la violencia psicológica y económica, por ejemplo. En ese contexto, en las charlas de prevención se utiliza un «termómetro de violencia» donde se grafican las diferentes escalas del problema: desde bromas hirientes y celos, pasando por conductas controladoras, chantaje y aislamiento, hasta amenazas, abuso y maltrato físico.
«En una charla de crianza responsable que hacemos en los barrios una señora contó que a sus primeros hijos los crió como su papá la crió a ella, con violencia. Hasta que su hijo de15 años la denunció porque le pegó demasiado. Eso para ella fue un aprendizaje y crió de otra manera a sus hijos más chicos», graficó Avancini.
También reconoció que muchas veces el factor económico incide para que una mujer no denuncie al violento, el cual a su vez es el sustento de la familia. En ese punto cobra relevancia el aporte del Estado en dotar de herramientas a las víctimas.
Las funcionarias remarcaron que la violencia excede los estratos sociales, aunque son las personas de más bajos recursos quienes piden ayuda a los organismos.