Oberá busca recuperar su emblemático atractivo turístico: las aguas termales. Según Cristina Stevenson, directora de Turismo de Oberá, el municipio ya realizó gestiones con la única empresa capaz de reparar el pozo termal, aunque todavía no hay fecha concreta para el inicio de las obras.
“El municipio se contactó con una empresa que va a hacer el trabajo. Los contactos y las charlas preliminares están hechas. Es más, salió también por Consejo Deliberante la aprobación de este trabajo que se va a realizar, pero todavía no tenemos la fecha concreta”, explicó Stevenson.
El principal inconveniente es una obstrucción en el pozo, una dificultad agravada por el tipo de suelo de la región. “Estamos a merced de las fechas y los contratos que esta empresa tenía anteriormente”, dijo la directora de Turismo. Entre estos contratos, se encuentra uno actualmente en curso en San Ignacio. “Con eso más o menos vamos a tener algún tipo de estimativo más cerca de fin de año, de cuándo podría llegar a venir la empresa”, agregó.
El impacto de las termas en el turismo y la economía local
La falta de actividad termal tuvo consecuencias negativas para el turismo de Oberá, que durante años se posicionó como destino de aguas termales a nivel nacional e internacional. “Fue un trabajo de muchísimos años haber posicionado Oberá como las termas de la selva en distintas ferias nacionales e internacionales. También implicó una inversión muy grande por parte de los privados, sobre todo de las cabañas que hay en la Ruta 14 en Oberá, y mucha gente invirtió y apostó a Oberá gracias a esta gran inversión que se hizo de termas”, afirmó la funcionaria.
Stevenson destacó que la ausencia de las termas aún genera interrogantes entre los visitantes. “Todavía sigue habiendo gente que sigue preguntando por las termas, o que viene a Oberá por las termas. Es lo que estamos tratando de manejar. También se está trabajando ya hace varios años cómo reposicionar el destino de Oberá”, explicó. A pesar de la situación, el municipio enfocó sus esfuerzos en promover actividades alternativas y consolidar a la ciudad como un destino de naturaleza y servicios.
Última oportunidad para el pozo
El problema técnico radica en una obstrucción en el pozo, lo que oblogó a las autoridades locales a tomar esta como su última oportunidad para recuperar las aguas termales. “Lo que se va a intentar es recuperar ese mismo pozo que está hecho, que llevó muchos años realizarlo. Estamos poniendo todas las expectativas y las ganas de que así sea. Después de la recuperación del pozo, hay que invertir en el espacio y generar otros nuevos atractivos dentro del parque termal”, dijo Stevenson.
En caso de no lograr resultados, el municipio ya evalúa alternativas acordadas por el municipio, el Consorcio de Termas, y distintos entes privados. “Si no se puede, ya definitivamente es una decisión estratégica la de cambiar el rumbo totalmente, dar el volantazo, y plantear otro tipo de actividades en el espacio”, afirmó.
Entre las opciones que se manejan se encuentra la creación de un parque acuático que podría coexistir con las aguas termales si el pozo se repara. “El Ministerio de Turismo también se ofreció en el acompañamiento de esta nueva versión del espacio, el cual puede convivir con el agua termal en el caso de que se pueda recuperar el pozo. Es una decisión ya tomada y estamos solamente esperando que se pueda dar la llegada de estos contratistas”, añadió Stevenson.
“Existen múltiples opciones. También podemos ver la opción de tener otro tipo de terapia que no sea termal, que sea un lugar de salud y que podamos llegar a aprovechar ese espacio de otra manera”, comentó.
Condiciones únicas y desafíos técnicos
La complejidad del suelo de la región limitó las opciones de contratación. Según la funcionaria, esta fue la razón por la que el municipio eligió a perforistas especializados que ya tienen experiencia trabajando en la región. “No somos ni como el sur ni como Entre Ríos, que tiene suelo mucho más amigable. Nosotros tenemos roca, tenemos varios contratiempos ahí para poder llegar al agua termal y es mucho más profundo nuestro pozo”, explicó.
Además, la cercanía de los contratistas, actualmente trabajando en San Ignacio y Entre Ríos, también fue un factor clave. “Son uno de los pocos perforistas que trabaja en nuestro suelo. Conocen el suelo porque vinieron a hacer otros trabajos. Por esa cuestión me parece que fue la elección más acertada”, reflexionó.
El futuro del parque, con o sin aguas termales, dependerá de una nueva visión estratégica y del interés por parte de posibles inversores. “Lo principal es contar nuevamente con el agua termal y de ahí en más pensar en una concesión, en un reaprovechamiento del espacio, en algo a lo que se pueda venir a invertir. Porque también el espacio quedó en el tiempo”, concluyó.