En el último lustro, creció la tendencia bruta de muertes por esta problemática y estaría en un amesetamiento. Hubo en promedio 8,8 suicidas cada 100 mil habitantes.
Si bien podemos considerar la infancia-adolescencia como una de las épocas más bonitas de la vida, el término ha sido utilizado erróneamente para ejemplificar esos días que comienzan desde la pubertad con adolecer, “padecer” ese proceso de construcción de la identidad individual.
Sin embargo, la palabra adolescencia proviene en realidad del vocablo latino “adolescere” que significa crecer, atravesar esos años donde la psiquis del niño se adapta en el paso hacia la adultez. Pero es en ese devenir donde por razones diversas, la idea y la decisión de quitarse la vida comienzan a aparecer en números fríos. Una problemática compleja y alarmante según las estadísticas.
Según los últimos datos que maneja el Ministerio de Salud Pública de la provincia de Misiones, la tendencia bruta de mortalidad por suicidios ha crecido progresivamente y se ha mantenido prácticamente estable desde 2010.
Los registros de ese año indican que hubo un porcentaje de 5,54 muertes cada 100 mil habitantes. En 2011 saltó al 7,79% cada mil. En 2012 bajó levemente a 7,33% mientras en que 2013 volvió a crecer al 7,92%. El 2014 fue el peor año, ya que tocó un pico de 8,33% de suicidios para bajar al 7,53% en el año 2015.
Más hombres que mujeres
La cuestión de género muestra una particularidad especial, ya que, al no hacer una discriminación específica, tomando todas las edades en su conjunto, en el año 2015, el 82,02% de los suicidios fueron cometidos por hombres, mientras que muy atrás, el 17,98% fueron realizados por mujeres. La clave para entender esta diferencia se encuentra en el dramático porcentaje de “eficiencia” de los varones para cometer el acto.
2015: hasta los 14 años de edad
Según la Dirección de Estadísticas e Información de Salud (Deis) del Ministerio de Salud Pública de la Nación, en 2015 hubo 61 muertes por suicidios o por sus secuelas, en la franja de edad comprendida entre los cinco y los 14 años.
De esos fallecimientos 39 correspondieron a varones, representando una relación de 1,1 cada cien mil niños jóvenes. En el caso de las mujeres, aquel año hubo 22 suicidios que mostraron una proporción de 0,6 cada 100 mil habitantes.
15 a 24 años
En este grupo se registraron 844 muertes por suicidios o por sus secuelas. Los varones fallecidos fueron 687, un 19,1 cada cien mil. En tanto 157 de ellos fueron cometidos por mujeres, una tasa de mortalidad de 4,5 cada cien mil.
Hablar de lo que no se habla
La Asociación Civil Defender la Vida viene trabajando desde el 2005 en talleres y charlas de prevención del suicidio.
En contacto con PRIMERA EDICIÓN, su fundadora, María Cristina Guillan, comentó que la idea es dar a conocer el problema, poner en palabras algo que es considerado un tabú, algo de lo que no se habla, porque tiene connotaciones difíciles, pero que existe y hoy es un tema de salud pública.
Si bien el suicidio prácticamente no discrimina edades, sexo ni religión, la ONG se focaliza en el niño-adolescente-joven.
“El suicidio es un proceso, es multicausal y su tratamiento y su abordaje es inter y multidisciplinario”, explicó Guillan.
“Una persona que intentó quitarse la vida debe estar monitoreada y debe ser derivada a los profesionales de salud mental”.
A través de charlas y talleres, la Asociación busca desmitificar el suicidio, que las personas estén atentas a las señales, que observen conductas, en sus allegados, eso dará más posibilidades de derivar a la persona a un profesional antes que suceda el hecho.
“Cuando ocurre, por una cuestión de pareja, por problemas en su trabajo o porque le fue mal en la escuela, esa es la gota que rebalsó el vaso, pero no es el motivo”. Ahí reside la multicausalidad del acto suicida”, definió Guillan.
“La mejor prevención es la familia, es la comunidad, la contención del adulto. Si bien la tecnología y las redes sociales son hoy una gran herramienta de comunicación, no pueden reemplazar la presencia física del adulto, el lenguaje corporal y todo lo no dicho”, para “abrazar” al niño-adolescente que puede estar pasando por un momento difícil.
Comentó además que ellos pueden acompañar a la familia (si así lo requieren) y dar orientación en el caso que suceda la tragedia, pero no tienen capacidad operativa ni recursos como para hacer tratamientos.
Para contacto con esta ONG se puede recurrir a su sitio web www.defenderlavida.org.ar, y a través de ella seguir los links para acceder a sus sitios en las redes sociales facebook y twitter.