La mujer policía que quedó gravemente herida tras un siniestro vial el 1 de noviembre en Santa Ana alumbró a Santino Gabriel, que pesa casi dos kilos y presenta un buen estado de salud. El bebé nació el sábado a las 22:56.
Fue el milagro de la Nochebuena y la prueba de que Papá Noel, pese a lo que dicen los destructores de ilusiones, sí existe. Fue el mejor regalo para Cristian, su papá, y la mayor esperanza para Amelia, su mamá.
Contra todos los pronósticos, Santino Gabriel llegó esta Nochebuena, pero ese no es el único milagro: su mamá está en terapia intensiva desde el 1 de noviembre de este año y, en esas condiciones, dio a luz a su bebé con 1,890 kilogramos y 34 semanas de gestación.
Amelia Bannan es policía y presta servicios en la Comisaría de la Mujer de San Pedro. Su pareja, Cristian Espíndola, tiene la misma profesión pero se desempeña en el Comando Radioeléctrico de dicha localidad. El 1 de noviembre pasado, cinco oficiales de Policía estuvieron involucrados en un vuelco en Santa Ana. Entre ellos estaba Amelia, embarazada.
Desde ese día está en terapia intensiva del Hospital Materno Neonatal con un traumatismo grave. Los doctores esperaban su recuperación y también la llegada de ese bebé que crecía en su panza, pese a que ella no reaccionaba.
El 24 de diciembre comenzó con trabajo de parto. “Fuimos al horario de visita, a las 11 y no se la veía bien. Estaba muy inquieta y nos dijo el doctor que estaba teniendo contracciones”, contó Cristian Espíndola a PRIMERA EDICIÓN.
La familia volvió a las 18, otra vez para la visita “y el médico nos dijo que estaba con fiebre y con muchas contracciones. Las obstetras que la cuidaban comenzaron a explicar que estaba en trabajo de parto, pero que no dilataba. Entonces se complicaba, nos dijeron que si seguía así le iban a tener que sacar el bebé. En ese momento ella abrió los ojos y nos quedó mirando”, relató.
La mujer, de 34 años, tiene esas reacciones. Abre los ojos, mueve brazos y piernas pero no se despierta “completamente desde el accidente. Neurológicamente no reaccionó todavía”, indicó Cristian.
La familia salió muy acongojada. “Estábamos todos con tristeza, con mucho dolor porque a ella se la veía inquieta, se movía, hacía caras como que estaba haciendo fuerza, como que estaba adolorida, algo le estaba pasando”.
La sorpresa de Navidad
Tras esas noticias, “volvimos adonde nos estamos quedando y hoy a la mañana fui a verla al horario de visita”. La sorpresa se dio cuando Cristian entró a la sala. “Le miré la panza y le pregunté al enfermero por el bebé. Me dijo que trataron de avisarme anoche -por la noche del sábado- pero no pudieron engancharme. Cuando me dijo así me dio mucho miedo, le preguntaba por el bebé y no me respondía”. Hasta que llegaron las buenas noticias: “Después me dijo que el bebé había nacido bien, con 1,890 kilogramos y de 34 semanas, no de 30 como habían creído en un principio. Está re bien, grandote, es un varón”, contó Cristian.
Así llegó a la vida Santino Gabriel Espíndola, a las 22.56 del 24 de diciembre de 2016. En la víspera de Navidad. “Ni bien me enteré, no la fui ni a saludar a la mamá porque salí corriendo a verlo al bebé. Se quedaron mis cuñados, los dos hermanos de ella, les dije que vayan y la tranquilicen, que le hablen, que le digan que el bebé está bien, porque ella abre los ojos y escucha, pero falta que reaccione”, dijo Cristian y agregó que “le estuvimos diciendo que su bebé nació bien porque estaba nerviosa, le hablamos y se tranquilizó”.
“Fue tan rápido todo que no nos pudieron avisar. Habíamos dejado muchos números de teléfono y nadie recibió ninguna llamada, pero como el bebé nació bien y ella estuvo bien, creo que era una sorpresa que nos querían dar. Gracias a los enfermeros y los doctores que la atendieron, gracias a Dios y a ellos el bebé está bien, es grandote”, señaló Cristian frente a la llegada de este rayo de esperanza en medio de una tragedia. “Ahora más que nunca la mamá se va a recuperar rápido porque lo va a querer conocer”, se esperanzó.
El domingo por la mañana, Cristian conoció a su hijo. “Él está en Neonatología. Me dijo la doctora que normalmente los chicos nacen con 38 y 40 semanas de gestación y él tiene 34”. La profesional le aseguró que en un par de días “ya lo voy a poder alzar y tener en mis brazos”. Mientras, en Neo, no tiene horarios para verlo. Juntos esperarán por mamá.
Fuente: Primera Edición