El requerimiento de elevación a juicio es una pieza procesal donde la Fiscalía detalla el hecho en cuestión, los indicios en contra de lo o los imputados y luego encuadra el episodio en una calificación legal. La lectura de este documento en la primera audiencia del debate oral y público por la Masacre de Panambí duró más de tres horas y media. Durante todo ese tiempo, se revivió la violencia y la crueldad extrema de los asaltantes que golpearon, torturaron y finalmente le prendieron fuego al maderero Oscar Knack, a su mujer Graciela y a dos de los hijos de la pareja, Bianca (12) y Cristian (25). Todos ellos murieron a raíz del ataque.
Luego del larguísimo paso inicial, los tres imputados que tiene la causa fueron llamados al estrado por el Tribunal Penal de Oberá. Pablo Julio Paz, Marcial Alegre y Juan Ramón Godoy dieron sus datos personales y adelantaron que van a declarar la semana que viene.
Con estos dos actos, terminó la primera jornada del juicio, que seguirá el martes 17, día en que además están citados ocho testigos.
Las partes (defensores, fiscales y querella) no plantearon cuestiones preliminares y adelantaron que desistirán de muchos de los 105 testigos citados. Es más, los abogados de los acusados coincidieron en que no tienen inconvenientes en que Carlos “Nano” Knack, el único sobreviviente de la familia de madereros, sea uno de los primeros en comparecer ante los camaristas Francisco Aguirre (presidente del Tribunal), Lilia Avendaño y José Pablo Rivero.
La seguridad en el salón de usos múltiples de la Unidad Regional Dos de la Policía (sobre la avenida Sarmiento al 380 de Oberá) fue nutrida. Estuvo compuesta por personal del Servicio Penitenciario Provincial y de la Policía. No hubo incidentes, todo se desarrolló en perfecto orden.
Los familiares de las víctimas estuvieron a pasos de los allegados de los imputados y nunca hubo tensión, sino respeto mutuo total. La audiencia se extendió entre las 8.50 y minutos después de las 14.
La jornada prevista para este jueves pasó para el martes, con pleno acuerdo de las partes.
Pormenores de la lectura
Con dolor en el alma y lágrimas que no se podían contener, la familia Knack escuchó en voz de la Secretaría del Tribunal el horror al que fueron sometidos Oscar, Graciela, Bianca y Cristian por los asaltantes la tarde-noche del 25 de mayo de 2014 en su casa del Kilómetro 7 de la ruta provincial 5. Fue durante la lectura del auto de elevación a juicio.
Los cuatro fueron golpeados brutalmente y terminaron con más del 60 por ciento quemado, lo que hizo que sus posibilidades de sobreviva fueran nulas. En el caso de Cristian, quedó con sectores donde la piel prácticamente había desaparecido por acción del fuego provocado por los ladrones.
La banda se llevó 460 mil pesos, según lo que se estableció en la instrucción de la causa.
Fue Oscar el que primero pidió ayuda. Sin pelo, con toda la piel ennegrecida y la ropa hecha jirones chamuscados, acudió a unos vecinos que no lo reconocieron. “Nos asaltaron y quemaron a todos”, dijo.
Cuando la llevaban al hospital Samic de Oberá, Bianca contó, de su lado, que la banda la conformaban cuatro personas encapuchadas que llevaban armas grandes. Dijo que le pidieron plata a su papá y que luego los golpearon y le prendieron fuego a todos. Después no volvió a hablar, solo gritaba de dolor y pedía ayuda.
Bianca, Oscar y Graciela murieron entre el 26 y el 27 de mayo. Cristian peleó como un león, pero las lesiones que había sufrido eran incompatibles con la vida. Falleció el 30 de junio en el hospital Madariaga de Posadas.
En la casa de los Knack encontraron 200 pesos y cheques tirados y desorden en todas las habitaciones.
El punto donde le prendieron fuego a la familia fue la habitación de Bianca. Y lo más impactante: los investigadores encontraron restos de piel de las víctimas en distintos puntos de la residencia.
Anónimo
La llamada anónima que colocó a los investigadores de la Masacre de Panambí en la Pista San Javier sonó en la comisaría del pueblo de las víctimas el 26 de mayo de 2014, alrededor de las 18. En los días siguientes, detuvieron a Pablo Julio Paz, a Juan Ramón Godoy y a Marcial Alegre.
En el taller del chapista Alegre encontraron un arsenal de armas y municiones, pero se determinó que ninguna de esas piezas fue utilizada en el hecho.
La banda que ejecutó el golpe tenía el dato preciso de que los Knack tenían una suma importante de dinero, producto de la venta de una carga de madera.
El día del hecho, el 25 de mayo de 2014, Cristian Knack hizo una cobranza de 460 mil pesos en Cuatro Bocas, Corrientes. Cuando llegó a su casa, le entregó la plata a su madre Graciela, quien hizo unas anotaciones en un cuaderno y guardó la plata en un ropero. Apenas unas después, aparecieron los asaltantes.
Graciela apuntó que los malvivientes habían traído mucho alcohol y que tenían alpargatas blancas y capuchas.
Oscar Knack, el jefe de familia, le dijo a los vecinos que lo socorrieron que él no había reconocido a ninguno de los malvivientes y que había entregado toda la plata que tenía.
Un tío de la novia de Cristian fue el primero en ser demorado. Los Knack sospechaban de él porque era otro maderero y podía tener motivaciones de eliminar a un competidor directo. Luego ese hombre fue liberado.
Todo esto consta en el auto de elevación a juicio
La investigación por la Masacre terminó de sellar la suerte de los acusados en el laboratorio. Fue allí donde se detectó que el material genético hallado en un pasamontañas y una barreta abandonados por los ladrones en la casa de la familia Knack correspondía al ADN del prefecturiano Paz y al comerciante Godoy.
Además, se confirmó que la huella de uno de los pulgares de Paz estaba en una de las cajas revueltas por los asaltantes en la residencia del Kilómetro 7 de la ruta 5.
Los peritos revisaron palmo a palmo la casa donde ocurrió la matanza. Hallaron restos de piel y rastros de pisadas con sangre en distintas direcciones, muestra inequívoca de la desesperación de las víctimas para salir de la pieza donde los habían prendido fuego.
Hasta en el tejido había fragmentos de piel.
Otro indicio en contra de Godoy es una pericia hecha a su auto VW Bora, donde encontraron marcas de roce coincidentes con los signos de impacto registrados en un tronco ubicado en un camino vecinal de las afueras de Panambí. En ese paraje fue visto un Bora similar horas antes de la masacre.
Con todos esos elementos la Fiscalía de Instrucción requirió la elevación a juicio. Fue una lectura larga, dura para las partes. Fue el inicio de un proceso que se extenderá por más de un mes.
Fuente: Misionesonline