Se trata de Ariel Darío Leites Dos Santos. En 2011 denunciaron que murió ahogado. Cuatro años después se descubrió que era mentira. Ahora la Justicia cerró la causa.
El hombre que fingió su muerte para que su familia y un socio pudieran cobrar el seguro de vida, no tendrá sanción penal porque una jueza dictaminó el cierre de la causa por prescripción. La medida beneficia a Ariel Darío Leites Dos Santos, su esposa y un ex socio, quienes estaban acusados del delito de tentativa de estafa.
La investigación judicial se disparó en enero de 2015 cuando una empresa aseguradora radicó una denuncia tras establecer que Leites Dos Santos no había fallecido ahogado en aguas del río Uruguay en 2 de enero de 2011, sino que estaba radicado en la ciudad brasileña de Curitiba, donde se había convertido en un próspero comerciante vinculado al rubro informático.
En esa ocasión el hombre ingresó al agua con intenciones de refrescarse y nunca más fue visto. Hubo un operativo de búsqueda que se extendió cien kilómetros aguas abajo, pero sin resultados.
La esposa y un ex socio de Leites Dos Santos iniciaron los trámites judiciales para lograr su declaración de fallecimiento para así poder cobrar un seguro de vida que el hombre había contratado.
Cuatro años después, la compañía de seguros presentó una denuncia penal con documentos que probaban que la supuesta víctima en realidad gozaba de buena salud y residía en la ciudad de Curitiba, en el sur de Brasil.
Además del pedido de radicación ante las autoridades brasileñas, la aseguradora exhibió documentación que mostraban a Leites Dos Santos como propietario de la empresa de informática “Viginter”, sobre la calle Profesora Olivia Nogueira 515 de Curitiba. Cuando creía que todos se habían olvidado de él, abrió una cuenta de Facebook, donde empezó a mostrar su nueva vida.
El hombre, que residía en Oberá, admitió en su momento que apenas seis días después de su desaparición comenzó a tramitar la cédula de identidad para extranjeros en el vecino país y el 20 de febrero de 2013 obtuvo la residencia permanente. Para ello debió presentar un certificado de antecedentes legalizado del Registro Nacional de Reincidencias, documento que habría gestionado antes de desaparecer.
Cuando se descubrió el fraude, desde la Justicia de Oberá admitieron que “desde un primer momento circuló el rumor que todo era una puesta en escena para zafar de los acreedores”. Ante los medios y la Justicia dijo que tuvo que desaparecer por seguridad propia y de su familia.
Recién en 2014 Leites Dos Santos se volvió a contactar con sus padres y les contó de su nueva vida. En enero de 2015 se presentó ante la Justicia y consiguió autorización para volver a Curitiba, de donde ya no regresaría más.